miércoles, 12 de enero de 2011

PAUTAS PARA LA CONFECCIÓN DE GUIONES PARA LA CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA


Llamamos "guión" al conjunto de moniciones e indicaciones variables que ayudan a disponer adecuadamente a quienes participan en la celebración eucarística. Y es el "guía" (también llamado "monitor") quien hace uso del guión ejerciendo así un verdadero ministerio de animación. El guía cuenta con el guión pero no puede ser un mero lector; más bien debe decir el guión buscando una verdadera comunicación con la asamblea litúrgica, lo cual supone haber leído y “meditado” lo que está previamente escrito. Esta función (guía y guión) es verdaderamente subsidiaria, pues carece de sentido (tanto el guión como el guía consecuente) en una asamblea suficientemente formada en todo lo atinente a la liturgia y a la celebración; de allí que, en una comunidad más madura, podría prescindirse de este ministerio.



En general el guión debe incluir:

                        ü Moniciones concretas y breves que orienten el espíritu de quienes integran la asamblea celebrante hacia una determinada actitud (de escucha, de acción de gracias, de recogimiento, etc.).
                        ü Indicaciones de tipo práctico -las abreviaremos "IP"- (posturas, gestos, qué cantos deben cantarse y dónde se encuentran, etc.).
                        ü Si se realizará algún rito especial, las indicaciones y eventualmente una breve explicación de lo que ocurrirá inmediatamente o, incluso, su sentido.
A continuación se describe la finalidad de las distintas partes del guión y las pautas para su confección:
Guión de introducción a la celebración o ambientación (previo a la entrada del sacerdote)
Es una breve, de bienvenida, que expresa el sentido de la reunión cristiana que comenzamos. Anuncia, normalmente, el tiempo litúrgico y la fiesta o el domingo que se celebra. Dispone mínimamente a la atención y a la participación activa.
IP: Indica el canto de entrada.
IP: Invita a ponerse de pie para el comienzo de la celebración.
Tener en cuenta
                        ü Este guión puede incluir las intenciones de la Misa; éstas también pueden anunciarse después del saludo -de acuerdo con el criterio del presidente de la celebración-.

Guión después del saludo inicial

Es un guión importante y estrictamente espiritual. Sintetiza en palabras la verdad central que la Iglesia busca transmitir y celebrar ese día por medio de la Palabra de Dios y de la Eucaristía. Para componerlo hay que tener en cuenta el tema central que se desprende de las lecturas y de las oraciones y elementos propios de ese día. Es un guión que busca crear una actitud de disposición, apertura y expectativa. La ordenación general del Misal Romano indica que el sacerdote o el diácono puede introducir al sentido de la Misa en estos momentos. Si esto ocurre, el guión carece de sentido. Finalmente, hay que aclarar que este guión no reemplaza a la monición invitatoria del acto penitencial.


Guión para las lecturas

Antes de cada lectura puede haber un guión que las introduzca y presente. Todos estos guiones deben provocar un cierto interrogante para suscitar la escucha de la Palabra de Dios. No deben ser una síntesis de la Lectura que anteceden. Puede ser en forma de pregunta o en estilo indirecto. Es importante tener en cuenta el tema central del día -si lo hay-, porque una lectura permite muchos acentos y estos guiones deben subrayar el acento temático del día.
IP: Indica el número de página o lugar donde se encuentra la antífona del Salmo.
-o el mismo Salmo- y el Aleluya -si es necesario-.
Tener en cuenta
En lugar de un guión introductorio a cada lectura, puede haber un guión único que disponga a toda la Liturgia de la Palabra (por ejemplo en celebraciones más solemnes).
                        ü Ante el Salmo Responsorial, no conviene situar un guión, salvo que sea estrictamente necesario.
                        ü Para pronunciar estos guiones conviene esperar unos diez o quince segundos después del ultimo momento celebrativo. Así se predispone mucho mejor a la escucha -tanto del guión como de la lectura a la que introduce.
                        ü En el caso de la introducción al Evangelio, hay que observar que en la liturgia romana, rigurosamente hablando, quien introduce el clima y pone el acento es el Aleluia con su versículo propio, adecuado éste al tema del día e indicado en el leccionario. Si el Aleluia se cantara con su versículo respectivo preciso y no con un versículo más general, como ocurre de hecho, en ese caso debería omitirse el guión al Evangelio.

Guión de presentación de dones

Este guión debe tener en cuenta dos cosas: por un lado el momento que litúrgicamente se vive, que es el de la presentación a Dios de la vida concreta y de todo lo propiamente humano (simbolizado y realizado en la presentación del pan y del vino); por otro el tema central del día o bien la actitud buscada por las lecturas o por el sacerdote en la homilía. El guión debe suscitar una actitud de apertura y conjugar armónicamente los dos elementos señalados.
IP: Debe indicarse la postura.
IP: Señala el canto que acompañará este momento y dónde se encuentra.

Guión para introducir a la Plegaria Eucarística

Es una introducción breve a la gran oración de acción de gracias de la Misa que es la Plegaria Eucarística o Anáfora. Como el primer momento de dicha oración es precisamente de agradecimiento explícito a Dios Padre por sus beneficios (prefacio), este guión busca incluir en la acción de gracias los motivos que la comunidad concreta tiene y suscitar esa actitud en la asamblea que celebra.
IP: Si se cantará un Santo cuyo texto conviene tener, se indica dónde se lo encuentra.


Guión de Comunión

Este guión, que se dice inmediatamente después del "Señor, no soy digno...", busca preparar espiritualmente para el momento culminante de la Misa. Debe incluir el tema del día e insinuar que todo es posible desde el momento de la comunión con Jesucristo. Algo distinto que los anteriores, es un guión un poco más abierto a una reflexión espiritual, pero nunca desconectada de lo que se viene celebrando. Los aspectos centrales de la Eucaristía para este momento son la comunión como alimento, la presencia de Jesús, la participación en su sacrificio, la actualización de nuestra salvación, etc. De todo esto conviene tomar un elemento para la elaboración del guión. En síntesis, es un guión que debe mover a una auténtica y sincera comunión con el Señor y también, como consecuencia, una verdadera comunión entre los hermanos que lo celebran y reciben. IP: Indica el canto que acompañará este momento (puede haber una motivación, utilizando la letra del mismo canto.) Guión de despedida Es un guión conclusivo que busca resumir lo vivido por la comunidad en la celebración y transformar todas las actitudes buscadas en una actitud misionera. Apunta a la vida diaria, en la cual habrá que poner en práctica la enseñanza de la Palabra y en la que habrá que hacer efectiva la comunión con Jesús y con los hermanos. Debe ser un guión de alegría y agradecimiento. Tener en cuenta
                        ü El momento en que debe decirse este guión puede ser antes de la bendición final o antes de la despedida final. Nunca se dice antes de la oración poscomunión.
                        ü Los avisos parroquiales son previos a este guión; si el mismo guía asume los avisos, es conveniente que adecue su tono de voz para que se distingan los planos (avisos concretos y breve / guión espiritual).

Algunos consejos antes de elaborar el guión

                        ü Para componer todo el guión debe tenerse en cuenta que lo que se escriba va a ser "dicho" en voz alta y escuchado una sola vez. Por tanto el estilo sintáctico debe ser directo y sencillo. Las frases cortas y pensadas.
                        ü Nunca deben escribirse "oraciones" o "plegarias" a manera de guión, ya que el guía no es presidente de la oración.
                        ü Al prepararlo conviene considerar en primer término el mensaje de la Palabra de Dios que ese día se celebra. Desde allí armar los guiones relativos a la Liturgia de la Palabra. Luego conviene preparar el guión posterior al saludo inicial y el guión de despedida ya que, desde diversas perspectivas celebrativas, son guiones "síntesis" del tema central y finalmente los guiones restantes en el orden de la celebración.
                        ü No hay que preocuparse mucho si alguna idea se repite ya que esa sensación queda si se lee el guión entero pero no cuando se lo pone en práctica: en ese momento las intervenciones del guía son esporádicas y la idea central en la que se "insiste" queda convenientemente distribuida en el transcurso de la celebración.
Como se ha dicho al principio, rigurosamente hablando, una comunidad formada e iniciada en la fe no debería necesitar de guiones. El rito romano no los prevé en sí mismo y los guiones no sustituyen de por sí ni agregan nada que no conten ga ya el rito. Por eso es importante juzgar pastoralmente la conveniencia de estos guiones y nunca salirse de la sobriedad.

LAS MONICIONES DEL SACERDOTE

Según indica el n.31 de la Ordenación general del Misal Romano, hay en la Misa moniciones que corresponden al Sacerdote que preside la celebración que pueden ser variables en su forma. Algunas variantes de estas moniciones están propuestas por el mismo Misal; en estos casos es posible preparar una lista de moniciones compuestas en coherencia con el guión. La naturaleza de la monición depende del rito al que introduce y siempre está dirigida al pueblo (nunca es una oración). Así por ejemplo:
                        ü Saludo inicial (hay varios ejemplos en el Misal, según los tiempos o fiestas, muchos de ellos inspirados en saludos bíblicos).
                        ü Acto penitencial (hay varias posibilidades para invitar a este momento).
                        ü Introducción a la Profesión de fe.
                        ü Introducción a la Oración de los fieles (se explicará este tema más abajo).
                        ü Introducción a la oración del Padrenuestro.
                        ü Invitación al saludo de la paz.
                        ü Etcétera.
Todas estas moniciones deben constar en una hoja aparte, que será incluida en el Misal, para que el sacerdote pueda utilizarlas cómodamente.
En el caso particular del Acto Penitencial, si se utiliza la tercera fórmula pueden componerse las tres frases ("tropos") que anteceden al SEÑOR, TEN PIEDAD. Dichos tropos pueden referirse a algún título u obra de Cristo, que manifiesten su poder, su grandeza o su misericordia (por ejemplo: "Tú que estás sentado a la derecha del Padre para interceder por nosotros..."), en los tres casos nos dirigimos a Cristo.


CONFECCIÓN DE LA ORACIÓN DE LOS FIELES

La Oración de los fieles u Oración Universal, restaurada por el Concilio Vaticano II, es el momento de la Misa en el cual los fieles ejercen su sacerdocio bautismal intercediendo ante Dios por las necesidades de la Iglesia y del mundo. A través de la oración común, se recoge el tiempo histórico presente que debe ser presentado ante Dios por medio de la plegaria, por lo que debe prepararse su formulación en cada caso y para cada celebración. La Oración de los fieles, oración impulsada por la fe y la Palabra de Dios, se ubica como último momento de la Liturgia de la Palabra, después de la profesión de fe (si ésta corresponde) y antes de comenzar la Liturgia de la Eucaristía. Consta de tres partes definidas:
                        ü Introducción del sacerdote que invita a orar.
                        ü Intenciones propuestas a la asamblea por el guía o un lector (en realidad es oficio del diácono) a cada una de las cuales todos responden con una aclamación unánime o con el silencio. Esta aclamación unánime (o este silencio) es la verdadera oración de los fieles. Por eso es preferible que pueda cantarse.
                        ü Conclusión del sacerdote que es una Oración que recolecta las intenciones de un modo general y las eleva a Dios. Esta oración finaliza con la terminación litúrgica corta y pide la aclamación del AMEN de toda la asamblea.
Si se utiliza el título de "Señor" debe quedar claro a quién nos estamos dirigiendo, para evitar confusiones y siempre guardar coherencia. Respecto de las estructura redaccional de las intenciones, pueden formularse diversamente. El modo más frecuente es:
                        ü Por...(destinatario), para que....(finalidad). <Oremos (si es indirecta)>.
                        ü Pero también pueden armarse así:
                        ü Por... (destinatario). <Oremos (sí es indirecta)>.
                        ü En este caso la finalidad es tácita o está insinuada.
                        ü Para que... (finalidad y destinatario insinuado). <Oremos (sí es indirecta)>.
O bien de un modo más original, por ejemplo, planteando una situación y terminando "por eso pidamos a Jesús". Pero en este último caso hay que evitar intenciones excesivamente largas, que se pierden al ser leídas. Las respuestas, como se dijo, siempre tienen que ser coherentes con el conjunto:
                        ü Si la intención es directa al Padre: la respuesta es al Padre.
                        ü Si la intención es a Jesús: la respuesta es a Jesús.
                        ü Si la intención es indirecta: la respuesta puede ser al Padre o a Jesús, siempre coincidiendo con la introducción del sacerdote.
Hay respuestas en sintonía con el tiempo litúrgico que se está celebrando, ya sea por su contenido (por ejemplo “Cristo resucitado, intercede por nosotros” -para el tiempo Pascual-), ya sea por su tesitura musical (por ejemplo, modos menores para el tiempo cuaresmal). Las intenciones y las respuestas aclamatorias nunca se dirigen a la Sma. Virgen o a los Santos; en todo caso podrán invocarse en la conclusión, o pidiendo por intercesión de algunos de ellos. El contenido de las intenciones Debe guardarse siempre una relación con la Misa del día, el tiempo litúrgico que transcurre, las preocupaciones de la comunidad, etc. Por tanto, estos elementos deben tenerse en cuenta antes de comenzar a preparar las intenciones; también es conveniente que las intenciones o preces transformen en oración las perspectivas transmitidas por el sacerdote en la homilía. Para armar todo el formulario es conveniente siempre empezar por las intenciones y luego componer la introducción y la conclusión del sacerdote. La Ordenación General del Misal Romano pide por lo menos cuatro intenciones en este orden:
                        ü Por la Iglesia
Puede ser por la Iglesia Universal o local, por los pastores (Papa, Obispos, sacerdotes), por alguna intención eclesial, por alguna actividad de la Iglesia, etc.
                        ü Por el mundo
Se refiere a necesidades temporales (la paz, la concordia, etc.) aplicadas al mundo en general o bien a algún lugar en especial (el propio país, alguna región, el barrio, etc.) y puede formularse en general o por personas concretas (gobernantes, funcionarios, etc.).
                        ü Por los que sufren
Se refiere a quienes son oprimidos por cualquier clase de dolor o necesidad, en general o en particular, y conviene especificarlos: pobres, enfermos, moribundos, sin techo, sin trabajo, inundados, encarcelados, etc.
                        ü Por la comunidad local
Puede ser en general, o algún sector de la comunidad, o los presentes, etc. Además pueden agregarse otras intenciones respetando el orden lógico; estas otras intenciones pueden ser por motivos particulares, o bien alguna de las expuestas que pide ser desdoblada (por ejemplo: se pide por la Iglesia en Latinoamérica por alguna razón regional, y luego por los sacerdotes de la diócesis por alguna razón local. Ambas corresponden al primer grupo.).-

www.arquidiocesissalta.org.ar/liturgia/aportes_pautas_guiones.pdf

0 comentarios:

Publicar un comentario