lunes, 31 de octubre de 2011

INTRODUCCIÓN AL ESPÍRITU DE LA LITURGIA - RESUMEN

PARTE 1               LA ESENCIA DE LA LITURGIA
C.1   Liturgia y vida: El lugar de la liturgia en la realidad

 Cuando Moisés pide al Faraón que los deje salir, es porque Dios les ha dicho que tienen que adorarlo en el desierto (Ex 7,16): este es el verdadero motivo del Éxodo, pues en el Sinaí, al adorar a Dios, van a conformarse como un verdadero Pueblo, con una moral y un modo de adorar a Dios concreto.

No pueden separarse Adoración, Derecho y Ética, pues estas últimas sin la primera llevan a una reducción o empequeñecimiento del hombre: no hay un norte o piedra segura a la que aferrarse (un “ser” al que se rinde cuentas, tal que se llega a las dictaduras ideológicas del siglo XX).

La Liturgia es la adoración debida a Dios, pero es Él quien se revela y decide cómo debe ser adorado (Ex 8,27) para que entremos en su vida: no es invención de ritos por parte de los hombres, pues equivaldría a someter a Dios a nosotros, como quisieron hacer con el becerro de oro.

COMUNIÓN DE LOS CELÍACOS

La Comisión Episcopal de Liturgia, sensible a la situación de aquellos fieles católicos que ven dificultada su participación ordinaria en la Comunión eucarística sacramental por su condición de enfermos celíacos; en consonancia con las competencias que le otorga la Conferencia Episcopal Española, hace pública esta Nota dirigida a los párrocos, y demás sacerdotes, a los diáconos  y a los ministros extraordinarios de la Comunión.

BELLEZA Y LITURGIA. UNA RELACIÓN CONSTITUTIVA.

Después de presentar algunas dificultades inherentes a la reflexión sobre la relación entre belleza y liturgia, el prior de la comunidad monástica de Bosse desarrolla su meditación a partir de la constatación que la belleza permanece un enigma. El discernimiento de la belleza como epifanía reveladora de Dios y de su acción, necesita de parte del hombre una educación de la inteligencia del corazón, un largo y fatigoso camino ascético: necesita, en una palabra, la transfiguración de los sentidos humanos.  Esto vale en modo particular para la liturgia, Opus Dei, cuya belleza se manifiesta a los ojos de la fe y se experimenta con los sentidos espirituales.
La belleza de la liturgia se mide según la capacidad que ella tiene de transparentar la acción del Señor, de ser signo de la presencia eficaz de Cristo resucitado. Con esta óptica, se debe tener una precisa conciencia: es el arte que debe estar al servicio de la liturgia, no viceversa. Sirve la vigilancia y el discernimiento: la banalidad, el abandono, la falta de calidad, todo esto amenaza la acción litúrgica, como el arte marcado por la improvisación, o una pretendida belleza para la cual la liturgia sirva como contexto en el cual expresarse. Todo aquello que es opus hominis debe entrar en la liturgia solo si tiene la calidad para estar a su servicio.

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La revista del clero italiano
Junio 2011. Año XCII
Enzo Bianchi