sábado, 28 de abril de 2012

LOS DESARROLLOS POSTERIORES AL CONCILIO DE LA PLEGARIA EUCARÍSTICA


Con la publicación de las tres nuevas anáforas no se agota el camino de la reforma posconciliar a este respecto: a nivel de debate y de textos hay que registrar ulteriores pasos.
La autorizada carta circular Eucharistiae participationem, de 1973, tiene ciertamente una intención de carácter disciplinar: después del atento estudio del fenómeno de la proliferación de las plegarias eucarísticas, la sede Apostólica considera oportuno reservarse el derecho de decidir en lo que se refiere a un capítulo tan importante de la praxis litúrgica. En realidad, el documento añade a esta precisión, expresada de un modo muy neto, la invitación a valorar los espacios ya consentidos para un trabajo creativo, y manifiesta la propia disponibilidad a tomar en consideración ocasionales peticiones formuladas por las conferencias episcopales "para la eventual composición e introducción en el uso litúrgico, en circunstancias particulares, de una nueva oración eucarística..." (n. 6). No parecería, por tanto, ausente del texto la preocupación de crear las condiciones para un ulterior paso de reforma, prevista ya como probable.